El principal objetivo de estas técnicas agrícolas es mejorar la estructura del suelo reduciendo al mismo tiempo los costes de combustible. Los métodos de mínimo laboreo también se consideran métodos de preservación del suelo porque reducen la compactación y preservan la vida microbiana del suelo. Se utilizan para diferentes tipos de cultivos, como cereales, hortalizas, frutas y cultivos forrajeros.
Preservar la tierra con métodos de mínimo laboreo
Los métodos de mínimo laboreo incluyen técnicas de preparación del suelo (desde el cultivo superficial hasta el no laboreo) que reestructuran el suelo y preparan el lecho de siembra sin utilizar un arado para voltear la tierra. Los métodos de mínimo laboreo se desarrollaron para reducir costes y ahorrar tiempo en las operaciones de laboreo. Ahora forman parte de una iniciativa más global de preservación del suelo.
Ahorra tiempo y reduce el consumo de combustible
Durante siglos, los agricultores araron el suelo para preparar el lecho de siembra. Al remover la tierra en profundidad enterraban las semillas del cultivo anterior o de malas hierbas para evitar que germinasen y dificultasen el crecimiento del nuevo cultivo.
Con el aumento del coste del combustible en la década de 1970 y la caída de los precios de los cereales en la de 1990, los métodos de cultivo sin arado pasaron a un primer plano. En aquella época, el objetivo principal era reducir la mecanización y los costes de mano de obra. Ahora, el objetivo general es reducir los costes de implantación utilizando herramientas más grandes que consuman menos energía y realicen menos pasadas (menos gases de efecto invernadero) para preparar el terreno para la siembra.
" La principal ventaja del mínimo laboreo para los agricultores es el ahorro de tiempo: la diferencia entre arar con una anchura de 2,20 m y utilizar un apero de mínimo laboreo con dientes que trabaja con una anchura de 3 m es un ahorro de tiempo del 30%" , señala Jérôme Griffon, jefe de producto de KUHN.
No mezclar las capas de suelo
El concepto del mínimo laboreo consiste en no mezclar las capas del suelo. Un método de mínimo laboreo debe tener en cuenta la naturaleza del suelo y las dificultades específicas. Es necesario conocer el suelo antes de utilizar los métodos de mínimo laboreo para definir los objetivos (reestructuración del suelo, aireación, preparación del lecho de siembra) y adaptar el método y la máquina a las operaciones superficiales o más profundas. Los métodos de mínimo laboreo también contribuyen a combatir la erosión al dejar restos vegetales en el campo. Estas técnicas requieren herramientas con dientes, discos o incluso descompactadores. La gama de herramientas adecuadas es amplia y abarca técnicas de preparación del suelo que van desde el pseudolaboreo hasta la siembra directa, que consiste en sembrar sin preparar el suelo.
La agronomía es la protagonista
Cambiar a métodos de mínimo laboreo sitúa la agronomía en el centro al mejorar la estructura del suelo (más materia orgánica en las capas superiores) y crear un entorno favorable para los organismos vivos (lombrices). Sin embargo, estas técnicas de cultivo requieren cierta reflexión sobre cómo gestionar las malas hierbas y los residuos vegetales de cultivos anteriores, que pueden plantear problemas. En efecto, con el mínimo laboreo el banco de semillas permanece en la superficie y las malas hierbas se desarrollan más fácilmente. Por lo tanto, cuando se utilizan métodos de mínimo laboreo es necesario trabajar con rotaciones de cultivos más largas que rompan el ciclo de las malas hierbas. Al igual que con el laboreo, a menudo se necesitan herbicidas químicos con productos fitosanitarios para proteger el cultivo.
En términos más generales, la utilización de métodos de mínimo laboreo exige replantearse el sistema agrario en su conjunto para preparar el lecho de siembra protegiendo al mismo tiempo el suelo. Estas técnicas son un paso esencial para los agricultores en el camino hacia la agricultura de conservación, junto con la rotación de cultivos y la cobertura permanente del suelo. El objetivo es preparar el lecho de siembra protegiendo al mismo tiempo la estructura y la vida biológica del suelo.